
¡Qué privilegio es vivir a este lado de la cruz! ¿Se imagina qué sería vivir unos 2000 años antes de que nuestro Salvador caminase por los caminos de Galilea y subiese al monte Calvario para morir por la raza humana?
Una cosa es poder mirar atrás y ver algo que ya ha sido hecho, que sea un hecho histórico, y otra bien distinta es ejercitar fe en algo que todavía está en el futuro. Si hubiese vivido antes de la cruz, ¿cómo hubiese mirado a ella en busca de perdón?
En la lección de hoy vamos a correr la cortina de la historia antigua y ver en el desierto el conmovedor espectáculo de la Pasión de Dios, en el cual la solución a esos problemas se revela.
La experiencia del Calvario fue prefigurada primero en el jardín del Edén. Después de que Adán y Eva pecasen, Dios les enseñó cómo demostrar su fe en la promesa de un Salvador a través del sacrificio de un cordero inocente. En este sencillo servicio tenían que ver cómo su pecado le iba a costar la vida a un Redentor inocente.
Jesús mismo estaba representado en la figura de ese pequeño cordero. Cuando el pueblo de Israel eran liberados de su esclavitud en Egipto, Dios agrandó el altar del hogar para que pudiese atender las necesidades de una nación en crecimiento. En el servicio del santuario, que Él mismo les instruyó cómo construirlo, proveyó una revelación en miniatura de la obra de intercesión de Cristo, o el Evangelio, el cual incluye el sacrificio ministerial, su ministerio de mediación, y su obra de juicio. Todos ellos revelados en el servicio del templo judío, o santuario.
Algunos han pensado erróneamente que aquellos que vivieron antes del tiempo de Cristo no eran salvos por gracia, pero la Biblia niega claramente tal cosa. El capítulo 11 de Hebreos, nos cuenta como, uno tras otro, aquellos que vivieron antes de los días de Cristo eran salvos por fe. ¿Fe en qué? Fe en la promesa de un Redentor que tenía que venir.
Cada vez que traían un cordero (o una paloma) para sacrificarlo en el altar del templo, estaban diciendo: “Creo que algún día el verdadero Cordero de Dios morirá por mis pecados, tal y como este pequeño cordero que está tomando mi sentencia de muerte hoy”.
Que esta lección le pueda dar una nueva apreciación del amor del cielo al proveer cada detalle para nuestra salvación.
LECCIÓN 21: CRISTO NUESTRO SALVADOR (EL SANTUARIO)
Lectura bíblica: Hebreos 7:5 a 8:5; y Capítulo 9.
Esta lección cubre los tres grandes ministerios de Jesús, su sacrificio, su mediación y su obra de juicio, mostrando cómo cada uno de ellos está tipificado en los servicios del antiguo santuario judío. Comprendiendo esos servicios podemos aprender cómo cooperar con Cristo para resolver el problema del pecado y llegar a estar con Él en un cielo sin pecado.
1. CRISTO NUESTRO SACRIFICIO (EL ATRIO EXTERIOR).
1. ¿A quién representaba el cordero? Juan 1:29
"El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo."
2. ¿Sobre quién recaían nuestros pecados? 1 Pedro 2:24
"quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados."
3. ¿Quién tenía que sacrificar a la víctima? Levítico 4:27-29
"Si alguna persona del pueblo pecare por yerro, haciendo algo contra alguno de los mandamientos de Jehová en cosas que no se han de hacer, y delinquiere; luego que conociere su pecado que cometió, traerá por su ofrenda una cabra, una cabra sin defecto, por su pecado que cometió. Y pondrá su mano sobre la cabeza de la ofrenda de la expiación, y la degollará en el lugar del holocausto."
Note cuidadosamente los pasos que debían ser tomados por el pecador para poder ser separado de su pecado:
¡Pero no lo olvide nunca, es la mano del pecador la que acaba con la vida de la ofrenda!
Aquí se revelan tres grandes verdades.
Sólo hay un camino hacia la vida eterna, y es a través de la sangre del Cordero. El gran mensaje de los servicios del santuario es que la sangre de Jesús puede sanarme del pecado si acepto su obra de purificación. El sufrimiento doloroso no comenzó en el Calvario cuando los clavos comenzaron a atravesar las manos de Jesús. No terminó cuando lo sepultaron en la tumba. Es por esto por lo que el autor de Hebreos escribió que la sangre “habla” (Hebreos 12:24).
La sangre en los cuernos del altar tiene un significado. La sangre en el trono de la Gracia tiene un mensaje. ¿Cuál es ese mensaje? Nos habla del dolor que el pecado le trajo a Dios. Nos cuenta que el pecado es tan terrible que partió el corazón del Salvador. Amigo, la preciosa sangre de Cristo puede limpiarnos más y más profundamente hasta que el pecado no nos atraiga.
4. Cuando Jesús murió, ¿qué le sucedió al velo del templo? Mateo27:50,51
"habiendo otra vez clamado a gran voz, entregó el espíritu. Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; y la tierra tembló, y las rocas se partieron;"
Por su acto divino, Dios puso fin al sistema de sacrificio. Nunca más tendría que ser sacrificado un cordero inocente, porque el verdadero Cordero había muerto por los pecados del mundo entero.
2. CRISTO NUESTRO MEDIADOR. (EL PRIMER DEPARTAMENTO O LUGAR SANTO)
1. ¿Quién introducía la sangre en el santuario? Levítico 5:5-7
"(...) y el sacerdote le hará expiación por su pecado."
2. ¿Qué representa la sangre? Levítico 17:11
"Porque la vida de la carne en la sangre está, y yo os la he dado para hacer expiación sobre el altar por vuestras almas; y la misma sangre hará expiación de la persona."
¡Qué preciosa verdad! La sangre representa la vida. La vida misma de Jesús fue vertida en el Calvario al derramar su sangre (Isaías 53:10,12). El cordero tenía que ser sin defecto, ya que sólo la perfección podía satisfacer los requerimientos de la Ley de Dios. Aquí se ve a nuestro Salvador, quien no tenía pecado. Su vida perfecta satisfacía las demandas de la Ley; de tal modo podía presentar su sangre (representando su vida) en mi favor delante del trono de Dios. ¡Su vida perfecta sustituye a la mía!
3. ¿Quién es nuestro Sumo Sacerdote? Hebreos 9:11
"Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación"
4. ¿Dónde ha entrado Cristo por su propia sangre? Hebreos 9:12
"y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención."
La Ley dice que yo, pecador, debe morir. Pero Jesús, mi Sumo Sacerdote, está en pie delante de la Ley en la presencia de Dios y presenta su sangre (vida perfecta) en mi favor.
5. ¿En qué santuario está ministrando Jesús? Hebreos 8:1,2
"Ahora bien, el punto principal de lo que venimos diciendo es que tenemos tal sumo sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos, ministro del santuario, y de aquel verdadero tabernáculo que levantó el Señor, y no el hombre."
Evidentemente hay dos santuarios, uno el cielo, y otro en la tierra que construyó Moisés. El santuario en el cielo tenía que ser modelo del santuario terrenal (versículo 5).
6. ¿Con qué propósito se dieron los servicios del santuario terrenal? (Versículo 5 primera parte)
"los cuales sirven a lo que es figura y sombra de las cosas celestiales"
El santuario de esta tierra era una miniatura del que hay en el cielo. Lo que sucedió en el era una figura ilustrando lo que Jesús está haciendo en el santuario celestial, lo que los sacerdotes hacían era un ejemplo (o sombra) de las cosas celestiales. No necesitamos más a ningún sacerdote en esta tierra para que interceda por nosotros, porque Jesús, nuestro Sumo Sacerdote y nosotros podemos “acercarnos confiadamente al trono de Gracia” para encontrar misericordia y ayuda en el tiempo de necesidad (Hebreos 4:16).
7. Desde que Cristo regresó al cielo, ¿qué es lo que ha estado haciendo? Hebreos 7:25
"por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos."
Durante esos largos siglos Jesús ha estado impartiendo los beneficios de su abogacía a las necesidades de su pueblo.
3. CRISTO NUESTRO JUEZ. (EL SEGUNDO DEPARTAMENTO O EL LUGAR SANTÍSIMO).
Hasta aquí hemos estado considerando el problema que afronta Dios al separar el pecado del pecador. Hemos aprendido que en los tiempos del Antiguo Testamento un pecador arrepentido podía tomar un cordero, y poniendo sus manos en confesión sobre la cabeza del animal, transferir su pecado al cordero. El velo era salpicado con la sangre (llevando el pecado). Se puede ver fácilmente que pronto una multitud de pecados se acumulaban en el Santuario. Una vez al año se mantenía un servicio especial para quitar esos pecados del Santuario para siempre (levítico 16). Este servicio nos ayuda a entender mejor como Dios hace la disposición final de los pecados de su pueblo.
1. ¿Con qué frecuencia entraba el sumo sacerdote al lugar Santo?. Hebreos 9:6,7
"Y así dispuestas estas cosas, en la primera parte del tabernáculo entran los sacerdotes continuamente para cumplir los oficios del culto
¿Y al lugar Santísimo?
"(...)pero en la segunda parte, sólo el sumo sacerdote una vez al año, no sin sangre, la cual ofrece por sí mismo y por los pecados de ignorancia del pueblo;"
El sumo sacerdote no podía entrar al segundo departamento sin sangre. El camino en el Santuario está salpicado en sangre señalando el camino manchado de sangre al calvario.
Este servicio anual era conocido como el día de la expiación (Yom Kippur). Por hacerse en este día una expiación especial “por causa de las impurezas de los hijos de Israel” (Levítico 16:16), también se llamaba el día de la limpieza del santuario y día de juicio. “Era tan horrible el día de la expiación que se nos dice en un libro judío sobre rituales que los mismos ángeles corrían de aquí para ya en temor y temblor, diciendo: “¡he aquí el día del juicio ha llegado!” (Frederic W. Farrar, The early days of christianity,p.238).
En este día un cabrito era sacrificado y su sangre llevada al lugar santísimo y se salpicaba sobre el trono de gracia para satisfacer los requerimientos de la ley quebrantada. Con este acto el sumo sacerdote recogía simbólicamente todos los pecados perdonados en aquel año, tomándolos consigo mientras salía del santuario. Entonces ponía sus manos sobre otro cabrito y le transfería esos pecados. Este cabrito era llevado dentro del desierto para morir. De este modo se quitaban todos los pecados del santuario una vez al año, quedando de esta forma limpio. E Israel también permanecía delante de Dios como un pueblo limpio. Este era, de hecho, el día más solemne, porque cualquiera que tuviese pecados no confesados sería cortado de Israel (muerto).
2. ¿Necesita también purificación el Santuario celestial? Hebreos 9:23
"Fue, pues, necesario que las figuras de las cosas celestiales fuesen purificadas así; pero las cosas celestiales mismas, con mejores sacrificios que estos."
Unos cuantos textos nos mostrarán ahora como esto que vamos a ver ahora también permanece vigente para el pecador.
3. Si confesamos nuestro pecados, ¿Qué hará Dios? 1ªJuan 1:9
"Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad."
4. Al confesar nuestro pecados ¿Qué estamos haciendo? 1ªTimoteo 5:24
“Los pecados de algunos hombres se hacen patentes (son confesados), antes que ellos vayan a juicio”.
5. ¿Qué es lo que hace Dios con los pecados perdonados? Isaías 44:22
"Yo deshice como una nube tus rebeliones, y como niebla tus pecados; vuélvete a mí, porque yo te redimí."
El único lugar en el que los pecados no pueden ser vistos en el juicio es bajo la sangre de Jesús.
6. ¿Cuándo limpia Dios nuestros pecados? Hechos 3:19
Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio"
¿Qué sigue al “tiempo de refrigerio”? (Vers. 20)
"y él envíe a Jesucristo, que os fue antes anunciado;"
7. ¿Qué evento precede inmediatamente a la venida de Cristo? Daniel 7:26
“Se sentará el Juez”.
Apocalipsis 22:11,12
“El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo todavía; y el que es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo, santifíquese todavía. He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra.”.
Cuando esta declaración solemne sea pronunciada, la obra de juicio habrá sido culminada y Jesús podrá venir prontamente, trayendo las recompensas con Él (Vers. 12).
8. ¿Cómo indica Pablo que Dios tiene un tiempo específico para el juicio? Hechos 17:31
"por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos."
Este juicio aún estaba en le futuro en los tiempos de Pablo, pues era un juicio “venidero” (Hechos 24:25). “Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo” (Gálatas 4:4). Al final de los 483 años de Daniel 9, Jesús fue bautizado y ungido con el Espíritu Santo, tal y como estaba predicho. También fue crucificado al tiempo del reloj profético, cuando su “hora ha llegado” (Juan 13:1).
9. Al tiempo que el mensaje de Apocalipsis 14:6,7 va avanzando, ¿qué se constata acerca del juicio?
“La hora de su juicio ha llegado”.
“Aquí no se anuncia que el juicio vendrá, sino que ha venido. Evidentemente el juicio estará en sesión plena cuando los hombres oigan este mensaje. Esto sólo puede significar que el juicio de Dios (la parte “decisiva” o investigadora del juicio de Dios) se estará llevando a cabo en el período de tiempo en el que se cierra la historia de este planeta. Aquellos que predican el Evangelio eterno serán capaces de saber cuándo comenzó el juicio. ¿Cómo podrían afirmar en absoluto de forma inteligente que la hora del juicio ha comenzado si no supiesen cuándo comenzó?” (George E. Vandeman, Planeta en Rebelión, Págs. 301,302).
10. ¿Cuándo tenía que tener lugar la purificación del santuario según Daniel 8:14?
"Y él dijo: Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el santuario será purificado."
En la última lección vimos que la profecía de los 2300 días comenzó en el 457 a.C. y acababa en 1844 d.C. (Día por año, o 2300 años). La profecía de Daniel no se pudo aplicar al santuario judío porque: 1) el sistema de sacrificios terminó en la cruz. Y 2) no ha existido ningún santuario judío desde el año 70 d.C. cuando los hombres de Tito arrasaron Jerusalén.
También hemos visto cómo cada servicio del santuario tenía su paralelo en la obra de expiación de Jesús por nosotros. Su sacrificio tuvo lugar aquí en la tierra, y fue prefigurado en los sacrificios diarios ofrecidos en el atrio exterior del templo. La sangre que el sacerdote llevaba al lugar santo para esparcirla sobre los cuernos del altar del incienso y delante del velo, ilustraba cómo Cristo, como nuestro Sumo Sacerdote, mediaba en nuestro favor con su sangre vertida por nosotros.
Sólo quedaba el servicio del lugar Santísimo (la purificación anual del santuario o día del juicio). En él, Dios revela cuándo está previsto que comience el juicio.
Pregunta para meditar: En 1ª Corintios 5:7, Pablo llama a Cristo nuestro “Cordero pascual”. ¿En qué sentido es Jesús el Cordero de Pascua?
Cuando vemos cómo tuvo lugar la muerte de Cristo a la novena hora (a las 3 de la tarde), estaba sincronizado perfectamente con el sacrificio del cordero pascual de la tarde en el atrio del santuario, esto aumenta nuestra apreciación de la precisión del horario de Dios. Antes de dejar a sus seguidores, Cristo les prometió un derramamiento especial del Espíritu Santo para darles poder y testificar. Esto tuvo lugar en el Pentecostés, y Pedro infiere firmemente que esto coincide con el comienzo de la obra de intercesión de Cristo en el Santuario celestial como nuestro Sumo Sacerdote y Mediador (Hechos 2:32,33). Los judíos celebraban tres fiestas anuales, la Pascua, y el día de la expiación o juicio, cada uno de ellos tipificando una fase del ministerio de salvación de Cristo. El día de expiación siempre tomaba lugar en el décimo día del séptimo mes, el cual, en 1844, cayó el 22 de octubre. ¿Sería Cristo menos preciso en esta otra etapa de su último ministerio por nosotros de lo que fue en las dos primeras? Pablo dijo que Dios ha señalado un día en el que juzgará al mundo, y a Daniel le fue mostrado en profecía simbólica cuándo llegaría este día.
4. EL JUICIO.
1. ¿Quién tiene que comparecer en el juicio? 2 Corintios 5:10
"Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo."
2. ¿Con qué ley se nos juzga? Santiago 2:10-12
"Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos. Porque el que dijo: No cometerás adulterio, también ha dicho: No matarás. Ahora bien, si no cometes adulterio, pero matas, ya te has hecho transgresor de la ley."
3. ¿Sobre qué base se evaluará nuestro caso en el juicio?
Apocalipsis 20:12
“De acuerdo a sus obras"
Mateo 12:36,37
“Por tus palabras serás condenado"
Eclesiastés 12:14
"Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala."
1 Corintios 4:5
"Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual aclarará también lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones; y entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios."
¡Sin encubrimientos! ¡Sin evasiones! ¡No hay olvidos! ¡No hay documentos perdidos! ¡No hay falsos testigos! En este mundo los hombres son a menudo juzgados erróneamente, pero en el juzgado de Dios todos los hechos están grabados.
4. ¿Qué registros se usan como evidencias?
Apocalipsis 20:11,12
"Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras."
Malaquías 3:16
Entonces los que temían a Jehová hablaron cada uno a su compañero; y Jehová escuchó y oyó, y fue escrito libro de memoria delante de él para los que temen a Jehová, y para los que piensan en su nombre.
5. ¿Qué se le promete al vencedor? Apocalipsis 3:5
El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles.
6. ¿Quién es el abogado? 1 Juan 2:1
Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo.
7. ¿Quién es el juez? Juan 5:22,27
Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo,
Cuando Jesús estaba delante de Pilato aquella oscura mañana de viernes, pocos comprendieron el significado de su prueba. Pilato pensó que tenía el destino de Cristo en sus manos (Juan 19:19). Los gobernantes y sacerdotes pensaron que al fin tenían a Jesús en su poder (Mateo 26:66; 27:1). La muchedumbre pensó que estaban decidiendo su suerte (Marcos 15:9-15). Un día la escena será invertida. Pilato, los gobernantes y los sacerdotes, la multitud, y todos nosotros (cada hombre, mujer y niño) estará en pie delante del tribunal divino afrontando su prueba. Y la pregunta que decida nuestro destino eterno será “¿Qué hemos hecho con el hombre llamado Jesús?” En esa investigación, Jesús servirá por vez imprecedente como abogado y juez.
Si hemos aceptado a Cristo como nuestro Señor y Salvador, Él ha prometido confesar delante de Dios y de los santos ángeles, que somos sus leales y devotos seguidores, miembros de su familia. Él no se avergüenza de reconocer que somos suyos y Él es nuestro, de que nos ha comprado con su propia sangre, y que por lo tanto le pertenecemos.
8. ¿Por qué no tiene que temer al juicio la persona que ha aceptado a Cristo? Efesios 1:6
para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado
“Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu” (Romanos 8:1).
Si no fuese por Jesús, al igual que Félix (Hechos 24:25) sólo podríamos temblar al mero pensamiento de aparecer delante del gran tribunal de Dios y ser juzgados por su ley, porque sólo nosotros sabemos bien cuántas veces la hemos quebrantado. Pero cuando acepto a Jesús y le permito dirigir mi vida, Él aparece en mi lugar en el juicio. Él es mi substituto. Su muerte toma el lugar de mi pena de muerte. Su justicia ocupa el lugar de mis trapos sucios. Jesús mismo pasa a ser mi Justicia, mi santificación, mi redención (1 Corintios 1:30).
No necesito más estar ansioso sobre qué es lo que Dios piensa de mí, sino de lo que Él piensa de Jesucristo, mi substituto. Desde que Cristo ya ha sido aceptado, yo también he sido aceptado, y la palabra que sigue es: “Quitadle esas vestiduras viles … He quitado de ti tu pecado, y te haré cambiar tus ropas (ropas de salvación, la vestidura de justicia)” (Zacarías 3:4; Isaías 61:10). No es extraño que no tengamos que temer el juicio. ¿Puede alguien pedir más?
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