
Uno de los artículos de hace unos años de Signs of the Times contaba la historia de un padre que se encolerizó cuando descubrió que su hijo adolescente era homosexual.
El padre gritó al muchacho frente a sus compañeros de colegio y le dijo que jamás volviese a casa.
La autora, que observó todo el episodio, quedó, naturalmente, conmocionada.
Cinco años más tarde se topó con el padre del chico en la oficina de correos de su ciudad. El encuentro fue embarazoso al principio porque ambos sabían que ella lo sabía. Sin embargo, ella intentó tranquilizarlo y pronto él, a regañadientes, reconoció que amaba a su hijo y que lo echaba de menos, pese a sus objeciones al estilo de vida del joven.
Aunque la reacción del padre de esta historia resultó extrema, ilustra la dificultad que afrontan los cristianos conservadores al enfrentarse con la realidad de que nuestra cultura, al menos un segmento importante de ella, acepta la homosexualidad como normal. También ilustra, en especial, la dificultad que afrontan los padres cristianos conservadores cuando descubren que uno de sus hijos es homosexual.
Todos estamos de acuerdo con el punto de vista cristiano de que la práctica homosexual es moralmente errónea. Derivamos esa conclusión de la Biblia.
Sin embargo, la Biblia también enseña que todos los seres humanos han sido creados por Dios, y que él nos ama a todos.
Jesús dijo que Dios hace su sol brillar sobre justos e injustos, y su lluvia caer sobre gente recta y sobre malvados. Obviamente, aunque podamos odiar el pecado, Dios nos hace responsables de amar al pecador.
¿Cómo podemos lograrlo en nuestra relación con los homosexuales? Me gustaría ofrecer cuatro sugerencias.
Siendo amigos.
A las personas a las que la élite religiosa de los tiempos de Jesús consideraba pecadoras les encantaba estar junto a Jesús. La razón es sencilla: él los hacía sentirse bienvenidos en su presencia. Así que, sonreíd; relajaos y mostraos amistosos con vuestros amigos homosexuales. Seguid el ejemplo de Jesús: haced cuanto podáis para que se sientan bienvenidos cuando estén a vuestro alrededor.
Evitando la condena.
Jesús dijo: «Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él» (Mat. 5: 45). Aunque el principio bíblico de que hemos de advertir a los pecadores de sus malos caminos es importante, hay que aplicarlo con mucha paciencia, amor y oración. De modo que pasad al menos tanto tiempo de vuestros momentos de oración pidiéndole a Dios que os dé la actitud adecuada hacia vuestros amigos homosexuales como el que empleáis orando directamente por ellos.
Amar al pecador a la vez que se odia el pecado es un principio que es mejor vivirlo que proclamarlo verbalmente. Los homosexuales tienden a rechazar tal proclamación, en parte, estoy seguro, porque es una forma sutil de condena.
Siendo honestos.
Si seguís los primeros dos principios, puede que tengáis ocasión de hablar de la homosexualidad con vuestros amigos homosexuales. Es mejor esperar que la ocasión se presente sola de forma natural. Cuando lo haga, podéis ser honestos, con respeto, en cuanto a vuestras convicciones. Puede que algunos homosexuales os condenen por no estar de acuerdo con su interpretación de la Biblia. Si eso ocurre, manifestadles que esperáis que ellos os acepten como vosotros a ellos.
Ofreciendo ayuda.
Los jóvenes cristianos que descubren su homosexualidad a menudo tienen sentimientos de vergüenza y de culpa, y desean desesperadamente
poder cambiar. La sabiduría popular en la comunidad gay dice que el cambio de una orientación homosexual a otra heterosexual es imposible. Sin embargo, puesto que la Biblia condena con claridad la actividad homosexual, afirmar que el cambio es imposible es negar el poder del evangelio. Téngase presente, no obstante, que este cambio no se produce con facilidad.
Aunque la oración debe ser parte del proceso, ésta, por sí sola, rara vez es suficiente.
Se requiere la ayuda de cristianos entregados que comprendan el proceso del cambio y la manera de lograr que las personas homosexuales lo superen. Por eso dice la Biblia que los que luchan con asuntos pecaminosos necesitan el auxilio de personas espirituales. Sin embargo, este tipo de orientación es tan especializado que es mejor dejárselo a quienes estén preparados para impartirlo.
Recomiendo que pongáis a vuestros amigos o parientes en contacto con una organización cristiana de prestigio que haya contribuido de forma significativa a
ayudar a homosexuales y lesbianas. Una aplicación de estos principios con oración os ayudará a relacionaros con vuestros amigos homosexuales de forma positiva y cristiana.
Autor: Marvin Moore. Ex director de ‘Signs of the Times’
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