
“¡Gloria a Dios en las alturas, y sobre la tierra paz; buena voluntad para con los hombres!” (Lucas 2:14).
Es frecuente en estas fechas cantar villancicos. Algunos de estos villancicos suponen una auténtica afrenta a la encarnación, pero algunos otros son realmente bonitos y plasman de manera sencilla el evento que dio inicio al plan de la redención.
Ayer tuve el privilegio de escuchar algunos villancicos cantados por mis hijos y los compañeros de sus respectivas clases.
Fueron esa clase de villancicos que no suponen una afrenta a la verdad, pero me preguntaba si realmente, ya no los propios niños solamente, sino los padres, aquellos que orgullosos y felices estábamos escuchando y grabando las intervenciones musicales de nuestros descendientes, éramos conscientes de la magnitud y el alcance de las letras de esos cantos navideños en los cuales la figura principal es Jesucristo.
Cantar un villancico es algo que todo el mundo puede hacer, pero lo importante no es cantar por cantar, sino cantar con el entendimiento.
Esto es precisamente lo que hicieron aquel coro de ángeles que cantaron el primer villancico de la historia a unos humildes pastores cerca de Belén. Esa primera canción navideña reza así: “¡Gloria a Dios en las alturas, y sobre la tierra paz; buena voluntad para con los hombres!” (Lucas 2:14). Qué sencilla letra, pero que profunda al mismo tiempo.
No es de extrañar que los ángeles se maravillen del hecho que Dios se hiciera carne, es decir, que el Dios Creador estuviera dispuesto a asumir nuestra humanidad caída con el fin de mostrarnos como es realmente Dios y de salvarnos del pecado y la muerte por medio de su sacrificio en la cruz.
Ese sacrificio trajo la paz, ¿en qué sentido? En el sentido de reconciliar al hombre con Dios (ver Efesios 2:14-19). Todo esto es precisamente fruto de la buena voluntad de Dios para con los hombres. Sin esa buena voluntad nunca hubieran existido los buenos villancicos porque nunca se hubiera producido el nacimiento de Jesús.
Afortunadamente eso es algo que no ocurrió. Y no ocurrió porque el amor de Dios no podía dejar al ser humano a su suerte, perdido, cautivo en el pecado y sujeto a la muerte. Desgraciadamente, todo eso es lo que muchos viven respecto al verdadero sentido de la Navidad porque permanecen en su ceguera, en su indiferencia, en el olvido, o en una ignorancia fatal, a pesar de que algunos buenos villancicos siguen recordándonos a todos esa buena voluntad de Dios por salvarnos del pecado y de la muerte, al darse a sí mismo en la persona de Cristo.
La buena voluntad de Dios, pues, no se limita simplemente a desear algo que nunca va a realizarse, sino todo lo contrario, ya que la buena voluntad de Dios se materializó en Cristo y sigue materializándose en cada uno de aquellos que respondemos a esta salvación tan grande.
Y de este modo llegamos a convertirnos en hombres y mujeres de buena voluntad. Una voluntad buena que se expresa por medio de cantos, alabanzas y llamamientos a aquellos que nos rodean para que descubran y acepten el mejor y más grande regalo que podamos recibir en estas fechas señaladas, a Cristo.
¡Feliz Navidad a todos!
Autor: Pedro Torres
Descarga gratis en tu teléfono y tablet 'En Busca de Jesús" y aprende cada día más acerca de la Biblia pulsando aquí
Este sitio utiliza cookies para mejorar la experiencia de usuario. Saber más
jovenes-cristianos.com | El portal cristiano para jóvenes en español | Copyright © 2022 | Todos los derechos reservados |