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Niños hiperactivos: estrategias para tratarlos y ayudarlos

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Ciencia
Psicología / Relaciones
Publicado el 16/06/14 18:59
Niños hiperactivos: estrategias para tratarlos y ayudarlos

Trabajar con un niño hiperactivo puede ser un problema, si el maestro o el jóven que lo tiene a cargo no conoce de qué se trata. Muy a menudo se los acaba clasificándolo como "niños groseros", y esto no tiene por qué ser cierto.

El objetivo de este artículo es ayudarte a ti, como maestro/a de niños e infantiles en tu iglesia, a comprender qué es lo que realmente pasa en ese niño que es tan inquieto y desatento en la sala, brindándote además estrategias para que puedas ayudarlo a que aprenda mejor y se integre al resto de los niños.

¿Qué es el TDAH?

Se lo conoce como ADD, o ADHD por sus siglas en inglés Atention Deficit Disorder y Attention Deficit Hyperactive Disorder, que corresponden en español al TDAH: Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad.

Barkley (1994) menciona que el TDAH es el término usado para describir un desorden específico del desarrollo, visto tanto en niños como adultos, y que se caracteriza por tres síntomas claves: el déficit de atención, la hiperactividad y la impulsividad tanto cognitiva como conductual. Debemos tener en cuenta que estas características se presentan de manera distinta en cada niño y con diferente intensidad; además estas áreas no son igualmente importantes en cada etapa de la vida del niño.

En diferentes estudios realizados, se comprobó que había niños que tenían poca atención, dificultades en la concentración y dificultades con las tareas escolares pero no estaban todo el tiempo moviéndose, por lo que se hizo la siguiente distinción:

  • TDAH subtipo predominante inatento: se usa para incluir a los niños que tienen problemas de atención pero no son necesariamente hiperactivos.
  • TDAH subtipo predominante impulsivo-hiperactivo: niños con una dificultad significativa para regular su comportamiento.
  • TDAH subtipo combinado: niños que presentan síntomas atencionales e hiperactivos-impulsivos.

Los niños con este trastorno representan un problema, en especial para aquellos maestros que tienen poca imaginación y poca paciencia: estos niños se aburren. Además esta problemática genera mucha ansiedad en el ambiente familiar y una gran preocupación escolar.

Como menciona Estrella Joselevich(2003) aunque todos pasamos momentos en que no podemos concentrarnos en forma adecuada, momentos en que no regulamos apropiadamente la cantidad e intencionalidad de nuestros movimientos, o bien momentos en que actuamos impulsivamente, los síntomas o comportamientos en personas con TDAH, se observan con mayor frecuencia e intensidad que en personas de igual edad, interfiriendo en su vida cotidiana y en todo su entorno en general.

Algunas Características de estos niños

La fundación ADANA, junto a seis profesionales afines, prepararon un material interesante sobre niños con TDAH llamado Guía práctica para educadores, en el cual describen las siguientes características:

El niño predominantemente inatento parece no escuchar cuando se le habla directamente, parece que sueña despierto, que le cuesta ponerse en marcha y a menudo, olvida o pierde cosas. Acostumbra a distraerse y a valorar cualquier ruido o estimulo irrelevante, pudiéndose dispersar en actividades de juegos o atractivas para él. En el aprendizaje se muestra pasivo, pasa desapercibido y no aprende al ritmo esperado. Generalmente, estos niños pasan como poco inteligentes (aunque no sea cierto) o con un grado de desmotivación alarmante. Es común que quede relegado y que nadie “espere” más de él o de ella.

El niño predominantemente hiperactivo-impulsivo se mueve de un lugar a otro en momentos inapropiados, mueve manos y pies en exceso, se balancea y se levanta a menudo de su silla. Acostumbra a interrumpir conversaciones y actividades, y suele “meterse” en los juegos de los otros. Responde en forma precipitada, incluso antes de que se termine de formular la pregunta. Tiene dificultades para dedicarse a tareas o juegos tranquilos y habla en exceso. El comportamiento de estos niños resulta molesto y, a menudo, preocupa mucho por las manifestaciones de agresividad tanto en la escuela como dentro del marco familiar.

Qué no es TDAH
• No es una conducta que se corrige con castigos o mayor disciplina.
• No es una condición de los niños que luego superan.
• No es una condición desarrollada por la mala crianza de los hijos.
• No es un bloqueo o problema emocional.
• No es un problema específico del aprendizaje.
• No es una conducta intencional.



¿Quiénes pueden diagnosticar?

  • Pediatra: diagnostican, pueden hacer la evaluación, pero generalmente recomiendan un especialista en el tema.
  • Psicólogos y Psicopedagogos: Diagnostican, proveen evaluación y capacitación tanto para el niño con TDAH como para la familia.
  • Psiquiatras: diagnostican, medican y proveen evaluación y capacitación.
  • Neurólogos: diagnostican y recetan medicación.



¿Qué actitudes y estrategias puede utilizar el maestro?

Frente a las situaciones que manifiestan los niños con este trastorno, es normal que los maestros se desanimen. Pero además de orar, los maestros pueden ayudar mucho a estos niños. María Peñafiel y José Ramón Gamo describieron algunas actitudes necesarias en el maestro, que debemos tener en cuenta:

  • El maestro debe tener una actitud positiva, capaz de solucionar los problemas de manera organizada.
  • Debe ser un buen modelo que permita a sus alumnos aprender estrategias de afrontamiento y resolución de problemas.
  • Tiene que aprender a valorar las diferencias de estos alumnos y las distintas formas de aprender.
  • Debe conocer y creer en las posibilidades de sus alumnos dándoles la oportunidad de sacar a la luz lo que saben hacer bien.



Estrategias para aplicar en tu clase

  • Informe a los niños de las reglas y normas de la sala y no olvide dejarlas siempre a la vista. Es preferible redactarlas en positivo (Por ejemplo, en vez de NO charlar, escuchar cuando otro habla).
  • Coloque al niño junto a compañeros que sirven de modelos positivos.
  • Sea claro al decir qué espera que hagan los niños en cada situación.
  • Establezca actividades que impliquen movimiento: cantos con mímicas, juntar la ofrenda, repartir los folletos, etc.
  • Elogie determinadas conductas: a los niños con TDAH siempre se les dice lo que hacen mal. Es positivo decirles cuando hacen algo bien.
  • Muestre interés cuando el niño esté trabajando correctamente en el lugar asignado. Puede acercarse y observarlo. Anímelo a que siga trabajando respetando las normas.
  • Si usted observa que pierde la atención en los relatos, acérquese y tóquelo, o mírelo a los ojos, mientras sigue con la historia. Si tiene otro adulto en la sala puede pedirle que se siente cerca del niño para controlarlo. Evite hacer relatos largos y poco dinámicos.
  • Dé consignas o instrucciones claras, asegurándose que el niño le esté prestando atención.
  • Discipline solo ante situaciones muy graves, ya que el castigo no le enseña al niño la conducta correcta. Más bien apártelo y hable claro con el niño.
  • Acérquese al niño con la intención de ayudarlo: mírelo como a un niño que tiene un problema y no como a un niño problemático.

Diez NO

  1. NO se concentre en los aspectos negativos del comportamiento y/o desempeño.
  2. NO prejuzgue al niño calificándolo de vago, desinteresado o perezoso.
  3. NO interprete apresuradamente, que sus faltas de conducta, son actos deliberados de desobediencia, rebeldía y/o desafío.
  4. NO lo subestime, normalmente rinden debajo de sus posibilidades.
  5. NO se aísle de los padres, colabore con ellos.
  6. NO se quede con dudas sobre la problemática, infórmese con los que saben sobre este trastorno.
  7. NO se ate a las formas tradicionales en que usted resuelve los problemas, pueden ser poco útiles para los niños con TDAH.
  8. NO dude en hacer cambios que favorezcan el aprendizaje de los chicos con TDAH.
  9. NO se altere, si usted está tranquilo, podrá transmitir mejor lo que pretende enseñar.
  10. NO sea pesimista: un buen maestro puede hacer mucho por un niño con TDAH.—Rubén Scandar (adaptado).

Conclusiones

Como se ha mencionado anteriormente, frente a las situaciones que manifiestan los niños con este trastorno, es normal que los maestros se desanimen. Pero además de orar, los maestros pueden ayudar mucho a estos niños. Esperamos que este artículo te haya servido de ayuda. Recuerda que conocer mejor este trastorno ayuda a comprender mejor a quien lo padece.

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