El matrimonio ideal no surge por casualidad.
Se va fortaleciendo a medida que lo enriquecemos a través del compromiso, comunicación eficaz, cooperación, comprensión y amor. En esta lección, daremos inicio al estudio de esos elementos indispensables para una relación satisfactoria.
El hombre y la mujer fueron creados para que uno complete al otro, haciendo que el matrimonio resulte una unión llena de felicidad y de prosperidad.
En este artículo estudiaremos a fondo cómo contruir una relación sólida.
Con sólo 16 años de edad, la croata Mirjana Lucic se había convertido en una tenista de renombre mundial. Ya estaba en el 50º puesto del escalafón femenino. Luego de jugar el Abierto de Estados Unidos, decidió solicitar asilo para ella, su madre y sus hermanos.
¿La razón? Los golpes propinados por su padre. La muchacha declaró: “Me castigaba más de lo que se pueden imaginar. A veces por un juego o por un set perdidos, o por un mal día. No quiero ni hablar de lo que pasaba cuando perdía un torneo”.
La realidad es que millones de personas padecen una situación similar, pero sus casos no llegan a las noticias.
Suceda lo que suceda, no renuncies
El novelista Oscar Wilde escribió. “Experiencia es el nombre que todo el mundo le da a sus propios errores.” Esta observación de Wilde tiene doble sentido, insinúa que las personas siempre encuentran una escusa o disculpa para lo que hicieron, pero la verdad es que también muestra una verdad, “Fracasar es aprender una lección valiosa.”
El fracaso raramente es fácil de admitir y generalmente desanima. Cuando fallamos, nos sentimos frustrados y queremos abandonar.
La base de la religión es que Dios nos perdona por nuestras ofensas, por muy graves que sean.
Pero eso no queda ahí: El verdadero espíritu cristiano conlleva a que nosotros también perdonemos a los demás, de la misma forma que Dios lo hace con nosotros.
Así lo podemos leer en el Padre Nuestro (Mateo 6:9-14.) "Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores"
Esto es fácil de decir, pero no es tan fácil de hacer... sin la ayuda de Dios. Veamos qué nos dice la Biblia más a fondo.
"¿Por qué te abates, oh alma mía, Y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío". Salmos 42:5
¿Quién no quisiera ser feliz?, pero la verdad es que la vida tiene muchos altos y bajos. Por una parte podemos experimentar de las bendiciones que Dios tiene preparadas para nosotros.
Por otra parte también están las trampas que el Enemigo nos pone para no alcanzar la felicidad.
Una de esas trampas se llama DEPRESIÓN.
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