
California es un hermoso lugar, con vista a las azules aguas del Océano Pacífico. Una plácida tarde de sol estás sentado en tu silla favorita en la terraza, contemplando cómo las blancas olas golpean incansable y rítmicamente, ora con suavidad, ora en forma tumultuosa.
La radio está pasando tu música favorita y la vida parece tranquila, dulce y encantadora. De pronto se interrumpe la música. Comienza a funcionar un sistema de alarma anticipada de emergencia.
Parece inminente una posible erupción volcánica acompañada de un terremoto en el cinturón del océano y se te insta, junto con tus vecinos, a evacuar sus hogares y dirigirse a un lugar más seguro.
¿Ficción? Ya no. Un anillo de actividad volcánica y sísmica se está sintiendo alrededor del cinturón del Océano Pacífico.
Los vulcanólogos, con la ayuda de la tecnología moderna, pueden vigilar volcanes activos y pasivos en el cinturón del Pacífico, identificar indicadores de actividad creciente que puede llevar a erupciones y emitir una advertencia anticipada a las poblaciones situadas a lo largo de la costa del Pacífico.
La creciente comprensión de los procesos que ocurren debajo de la superficie terrestre puede elevar el poder predictivo de los vulcanólogos.
Pero entender estos procesos no responde a la crucial pregunta humana: “¿Por qué sucede esto?” Se necesitan otras fuentes de información para ayudarnos a afrontar el problema.
La respuesta sigue siendo especulativa, pero aun una información básica acerca de los procesos que producen algunas de las rocas fundidas dentro de la tierra puede ser útil. Como hay un cinturón volcánico alrededor del Océano Pacífico, en este artículo comenzaremos ocupándonos de esa región.
El anillo de fuego
A lo largo de las costas del Océano Pacífico hay fosas profundas. El fondo marino del Océano Pacífico se hunde en estas fosas y se desliza por debajo de las rocas que forman la corteza continental. Se designa a este proceso como subducción y los vulcanólogos sugieren que este proceso de subducción produce la fuente material para la mayoría del vulcanismo que rodea al Océano Pacífico; de allí la frase “anillo de fuego”.
La placa oceánica subducente lleva consigo agua de mar y algún material de la corteza. A cuanta mayor profundidad son subducidos estos materiales, más altas son las temperaturas y las presiones alrededor de las rocas.
Con el tiempo, la combinación de volátiles o gases producidos por el agua de mar y el material de la corteza combinados con temperaturas y presiones crecientes, hace que se funda la placa subducida y el manto superior. Entonces la roca fundida o magma comienza a subir a través de la corteza continental, utilizando fracturas y fallas antiguas y generando nuevas, mientras va incorporando material adicional de la corteza.
Cuando se funden las rocas de la corteza, algunas clases de rocas se descomponen químicamente y liberan gases tales como dióxido de carbono y dióxido de azufre. El magma ascendente puede mezclarse con magmas de otro origen, que también contribuyen con volátiles. Los gases aumentan la presión dentro del magma y reducen su densidad, lo que acelera el movimiento ascendente de las rocas fundidas a lo largo de fallas.
Sin embargo, la roca fundida que se mueve a lo largo de las fracturas no significa que está por entrar en erupción un volcán. Los vulcanólogos buscan indicadores específicos de la actividad volcánica inminente.
Precursores de las erupciones
Los datos acerca de los volcanes son recogidos en todo el mundo porque los científicos quieren saber cuándo ocurrirá la siguiente erupción. La información que parece más útil incluye la actividad sísmica (terremotos) y las clases de gases que son emitidos.
Los gases comunes que son liberados por fisuras volcánicas y cráteres incluyen el dióxido de azufre, monóxido de carbono, dióxido de carbono, sulfuro de hidrógeno y vapor de agua.5 La actividad sísmica aumenta dramáticamente justo antes de una erupción.
La mayoría de la actividad es de alrededor de 4 o menos en la escala de Richter; sin embargo, pueden ocurrir terremotos de mayor escala acompañados de fuertes ruidos, liquefacción y otras actividades relacionadas con los terremotos.6 A medida que la presión aumenta dentro de la cámara de magma debido a la incorporación de volátiles de las rocas de la corteza circundante, aumenta la probabilidad de una erupción.
La erupción
La erupción ocurre cuando la presión dentro de la cámara de magma excede a la presión ejercida por el peso de las rocas sobrepuestas. A menudo las explosiones fuertes y los terremotos preceden y acompañan la eyección de lava, rocas incandescentes, gases y ceniza.8 Una vez que ocurre la erupción, mucha gente se interesa no sólo en lo que pasó, sino que también pregunta: “¿Por qué ocurrió esto?”
Perspectiva cristiana
Dentro de las comunidades religiosas, los terremotos y las erupciones volcánicas han sido de interés ya que se las ha considerado comúnmente como “actos de Dios”.
Algunos piensan que en el pasado la gente atribuía los terremotos o volcanes a Dios o a espíritus malignos por ignorancia, pero el libro de Job dice claramente que tanto Dios como Satanás actúan en la naturaleza (ver Job 1:6-12).
Ahora que se sabe más acerca de los procesos involucrados en las erupciones, la gente ya no considera tal actividad como intervención divina o mística.
La comunidad cristiana reconoce la dificultad de saber cómo o cuándo Dios puede usar procesos naturales para cumplir su voluntad (ver Mateo 21:18-22; Lucas 13:4, 5). El creer que sabemos cómo funciona algo no significa que Dios no esté involucrado en la determinación de cuándo ocurrirá el acontecimiento o el proceso.
El concepto es difícil ya que no conocemos la mente divina. No sabemos si algunos o todos los acontecimientos incluyen la intervención divina o si la mayoría son simplemente procesos que ocurren en nuestro mundo al azar. Nuestra falta de conocimiento acerca de este tema debería hacernos actuar con cautela en nuestros comentarios acerca de los acontecimientos del fin del mundo y el juicio final (ver Marcos 13:8; Lucas 21:9-11, 25-28).
La actividad volcánica durante el diluvio del Génesis
Hay otro aspecto del vulcanismo que debería ser considerado desde una perspectiva bíblica cristiana. Las rocas continentales y oceánicas contienen un extenso registro de vulcanismo. Los cristianos creen que la mayoría de este registro es parte del diluvio del Génesis.
La inclusión del vulcanismo en el relato del diluvio aumenta la complejidad y devastación de ese acontecimiento. Afloramientos de extensos derrames de basalto tales como la meseta de Siberia, la de Deccan en la India, los basaltos de Paraná en Brasil y los basaltos del Río Columbia en el noroeste de los Estados Unidos, pudieron haber comenzado durante o cerca del fin del diluvio del Génesis. Además, se encuentran extensos estratos de ceniza volcánica interestratificados en las capas rocosas de la corteza terrestre.
Durante las discusiones acerca del diluvio bíblico, los cristianos comentan acerca del poder destructivo de las aguas diluviales pero raramente se refieren a la devastación volcánica y sísmica que acompañó a ese acontecimiento. A medida que los científicos cristianos continúan estudiando el registro geológico, son cada vez más conscientes de la complejidad del diluvio del Génesis.
Conclusión
Muy poco se sabe realmente acerca de los procesos bajo la superficie que contribuyen al vulcanismo. La mayoría de las teorías se desarrollan en base a mediciones de superficie. Mientras los vulcanólogos intentan estudiar estos procesos, esperan poder explicar por qué ocurren las erupciones.
Dentro de la comunidad cristiana hay conciencia de un poder más allá de los procesos físicos y químicos observados en la naturaleza. Debido a la interpretación bíblica de los volcanes, terremotos y diluvios como juicios, los cristianos ponen en duda el carácter fortuito de los mismos. Muchos cristianos consideran que la mayoría de los desastres naturales son acontecimientos aleatorios, parte de un mundo pecaminoso.
La perspectiva bíblica relaciona estos acontecimientos con el fin del mundo y su presencia debería fortalecer nuestra fe en la segunda venida de Jesús. Se ha predicho que habría un aumento repentino y notable en la frecuencia de calamidades naturales justo antes del regreso de Cristo. Aunque durante uno de estos desastres puedan perecer amigos y familiares, los cristianos tienen fe en el constante y eterno amor del Padre hacia sus hijos. Estos procesos nos recuerdan la grandeza del poder divino y su habilidad para controlar las fuerzas de la naturaleza.
Autor: M. Elaine Kennedy (Ph.D., University of Southern California)
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