
Estoy intrigado por la vida inteligente extraterrestre. ¿Cómo explicamos las frecuentes noticias sobre los OVNIS? ¿Dicen la Biblia, el espíritu de profecía o la ciencia algo al respecto?— Frank Mangabeira, Siqueira Campos, Sergipe, Brasil.
En el Antiguo Testamento se menciona acerca de la vida inteligente extraterrestre cuando Dios le preguntó a Job:
“¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra... cuando alababan todas las estrellas del alba?” (Job 38:4-7).
También Elena White menciona en sus comentarios “los mundos no caídos” (ver el Index to the Writings of Ellen G. White bajo: “Mundos [planetas]”). Nosotros sabemos que hay innumerables cuerpos celestes en el universo y creemos que algunos de ellos están habitados; sin embargo, no sabemos cuántos.
También te preguntarás si algunos de ellos han visitado nuestro Planeta.
De acuerdo con la Biblia, los ángeles visitan la tierra regularmente y son activos en los asuntos humanos (ver Hebreos 1:14), pero nosotros no tenemos una evidencia directa de que alguno de esos seres de los mundos no caídos lo hayan hecho. Más bien ocurrirá lo contrario, ya que los redimidos visitarán esos mundos después de la segunda venida para dar su testimonio de las maravillas del Dios al cual servimos, y contar lo que él ha hecho por nosotros.
Con respecto a los objetos voladores no identificados (OVNIS) y a fenómenos similares, no tenemos información directa ni en la Biblia ni en otras fuentes.
Para aventurarme en una opinión personal, yo diría que en esta categoría general caen diversos fenómenos visuales. En algunos casos, las personas que los han observado podrían bien haber visto aviones militares de tecnología avanzada durante los vuelos de prueba. En otras ocasiones, éstos podrían haber sido el resultado de condiciones atmosféricas que producen imágenes poco comunes. En otros casos, pueden ser engaño o visiones reales causadas por Satanás para preparar al mundo para el papel que desempeñará en el gran engaño final. (Ver 2 Corintios 11:14).
Sin embargo, hasta ahora no tenemos información de naves espaciales que hayan transportado seres no caídos de otros planetas.
EL HOMBRE Y LA BUSQUEDA DE VIDA EXTRATERRESTRE
Desde la antigüedad, el ser humano se ha preguntado si existe alguna forma de vida fuera de nuestro planeta. Ha buscado respuestas en distintos ámbitos, desde el religioso, pasando por el filosófico, hasta el científico.
Durante las últimas décadas, se han realizado costosos intentos por constatar la existencia o, aunque sea, la posibilidad de que fuera viable la vida en otros planetas de nuestro sistema solar.
Un científico adventista, el Dr. George Javor, ha comentado estos intentos en la primera parte de su libro Evidences for Creation [Evidencias en favor de la creación], del que sintetizaré algunas informaciones relevantes:
En 1976, las naves espaciales Viking I y Viking II aterrizaron en la superficie de Marte a fin de realizar experimentos químicos y biológicos, con el propósito de verificar si hubo o hay vida en ese planeta. Los resultados mostraron la ausencia total de vida en Marte. No se pudo encontrar ninguna sustancia orgánica, ni siquiera en concentraciones tan bajas como una parte en cien millones.
Posteriormente, se enviaron sondas espaciales a Venus, cuya elevada temperatura (463 grados centígrados) hace virtualmente imposible la vida; al menos, como la conocemos en la Tierra. Las misiones espaciales Pioneer, Venera y Magellan confirmaron la total ausencia de vida en Venus.
En consecuencia, desde el punto de vista científico, parece ineludible concluir que los seres humanos estamos solos en el sistema solar.
Pero el pálpito de que debe haber seres inteligentes en el universo ha originado otros proyectos destinados a captar posibles señales de comunicación inteligente, emitidas desde estrellas cercanas.
En 1960, el Proyecto Ozma se dedicó a receptar posibles señales inteligibles provenientes de dos estrellas ubicadas a unos doce años luz de la Tierra. El resultado fue un silencio total.
Búsquedas posteriores relacionadas con otras doscientas estrellas arrojaron resultados igualmente negativos.
Pero, todavía faltaría examinar más de doscientas mil estrellas, si se deseara tener una probabilidad estadística razonable que permitiera esbozar una conclusión. Al ritmo actual, eso llevaría entre diez y veinte mil años. Reconociendo que podría ser difícil descifrar un mensaje emitido por seres extraterrestres, se ha propuesto captar supuestas comunicaciones de radio entre ellos.
Así surgió el proyecto Search for Extraterrestrial Intelligence [Búsqueda de inteligencia extraterrestre], luego denominado Proyecto Fénix, iniciado en 1992 con el objetivo de buscar señales de vida inteligente fuera de la tierra, a un costo de cien millones de dólares, a lo largo de diez años. Se construyó un inmenso radiotelescopio de 305 metros de diámetro en Arecibo, Puerto Rico, para detectar ondas de radio emitidas desde las estrellas. Nuevamente, no se captó ninguna señal como respuesta inteligente.
En un esfuerzo activo por comunicarse con los supuestos seres extraterrestres, se ha enviado tarjetas de saludo cósmico en varias sondas espaciales. Hace más de treinta años, la Pioneer X y la Pioneer XI partieron desde la Tierra, para recorrer nuestra galaxia llevando discos con una imagen tallada de la Tierra, un hombre, una mujer, el sistema solar y la trayectoria de la sonda. Posteriormente, la Voyager I y la Voyager II también exploraron el sistema solar llevando instrumentos de comunicación mucho más sofisticados, con grabaciones sonoras y visuales.
Los resultados infructuosos no han logrado desanimar a los científicos en esta búsqueda. Es que, independientemente de la posición filosófica o religiosa de cada uno, prácticamente todo el mundo acepta que debe haber vida en otros lugares del universo.
DIOS CREÓ UN UNIVERSO LLENO DE VIDA
Si la vida surgió espontáneamente en la Tierra, como sostienen los evolucionistas, es probable que también haya surgido en otros planetas con condiciones similares.
Si Dios creó la vida en nuestro mundo, como creemos los creacionistas, también podría haberla creado en otros semejantes.
Los astrónomos calculan que aproximadamente la mitad de las estrellas tiene planetas. Si uno de cada cien planetas reuniera las condiciones necesarias para la vida, en nuestra galaxia podría haber cerca de cien mil millones de planetas con seres vivos.
Muchos científicos continúan pensando que un encuentro con otros seres inteligentes del universo traería la respuesta definitiva para las grandes preguntas de la humanidad, y nos ayudaría a resolver los problemas más acuciantes que enfrenta este mundo.
Es lamentable que tantos esfuerzos y recursos económicos se destinen a buscar respuestas y soluciones que la Biblia brinda claramente.
Sabemos que Dios creó a los seres humanos, los ángeles (algunos de los cuales se rebelaron contra él siguiendo a Lucifer) y a otros seres inteligentes que la Biblia solo menciona de paso (Job 1:6; 38:4-7).
Elena de White explica que “el gobierno de Dios no incluía solo a los habitantes del cielo sino también a los de todos los mundos que él había creado”. Los habitantes de esos mundos fueron tentados al igual que Adán y que Eva, pero se mantuvieron fieles al Creador. “Dios tiene infinidad de mundos que obedecen su Ley”. Nuestro planeta es el único lugar del universo en el que entró el pecado, y es observado con intenso interés por los habitantes de los mundos que no cayeron.
Cristo vino a esta tierra con el fin de “confirmar a los habitantes de los otros mundos en su inocencia y lealtad, y salvar a los perdidos de este mundo”.
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