No tengo mucha fe en la lógica como una solución para los problemas del mundo, pero yo quiero una fe lógica. No exijo que mi fe se equipare a la “lógica científica” como se la concibe actualmente, pero espero que sea coherente en todos los aspectos.
Me refiero aquí a la lógica interior de la Escritura y la doctrina, por supuesto. Quiero creer lo que la Biblia enseña, pero también quiero que esa creencia sea lógica. No quiero creer en “fábulas artificiosas” (2 Pedro 1:1).
Me niego a creer en cualquier “doctrina cristiana” que yo no pueda basar satisfactoriamente en la Biblia. Pero también me rehúso a negar cualquier doctrina cristiana apoyada en la Biblia, aun si ésta fuera impopular o se la considere “no científica”. Hacerlo sería ilógico.
Tengo un amigo que es el capellán de la universidad estatal donde enseño. Este pastor tiene una fe ilógica, y piensa que eso le ayudará a atraer a Cristo a nuestros estudiantes universitarios. Cree, según dice, en la existencia de Dios, en Jesucristo como su Salvador, en el nacimiento virginal y en la vida venidera, pero no cree en la Creación. Para mi modo de ver, esto hace que su fe carezca de sentido y resulte ilógica. Muchos cristianos presuntamente “lógicos” comparten la fe ilógica de este pastor universitario. En este breve artículo trataré de explicar por qué es ilógico desde el punto de vista bíblico y doctrinal no creer que Dios creó la vida sobre la tierra en seis días literales.
Estoy asumiendo, como base de esta discusión, que la Biblia es la Palabra inspirada de Dios, dada a nosotros por medio de las palabras elegidas por los hombres, pero doctrinalmente infalible en su versión original. Si esto no es así, si esta es mera especulación humana de escritores religiosos, entonces no disponemos de una base lógica o autorizada para la fe y la doctrina, cualquiera sea nuestra creencia.
El problema es éste: Muchas doctrinas cristianas están basadas en parte sobre textos que de manera clara e inconfundible dicen que Dios nos creó. Sea que lo expresen o no, los textos asumen que la Creación se produjo en seis días. Los escritores de la Biblia no tienen otras teorías sobre este tema. De ahí que, lógicamente, si Dios no nos creó de acuerdo con lo que la Biblia dice que ocurrió, entonces dichos textos, equivocados en algunas partes, podrían estarlo en cualquier otro aspecto también. ¿Cómo podemos afirmar que la frase que identifica a Jesús como Salvador es inspirada, pero la siguiente en la que se lo identifica como Creador, no es más que una leyenda? Esta manera tan arbitraria de abordar el tema de la inspiración es totalmente ilógica.
Analicemos las siguientes declaraciones y los textos en las que se apoyan. Si estos pasajes de la Escritura son aceptados como un auténtico e inspirado fundamento de la doctrina y la fe, entonces como cristiano, no me queda otra alternativa lógica que afirmar la validez de su implicación, esto es, que Génesis 1 es el relato verdadero inspirado por Dios sobre la creación divina de la vida sobre la tierra en seis días.
“Así dice Jehová, Redentor vuestro, el Santo de Israel: . . .Yo soy Jehová, Santo vuestro, Creador de Israel, vuestro Rey” (Isaías 43:14, 15).
“Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho” (Juan 1:3).Tweet
“Para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para él; y un Señor Jesucristo, por medio del cual son todas las cosas, y nosotros por medio de él” (1 Corintios 8:6, ver además, Hebreos 1:1-3, Colosenses 1:15-20, 1 Pedro 1:18-20).
“Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas” (Apocalipsis 14:7).
“Porque he aquí que yo crearé nuevos cielos y nueva tierra . . . y nunca más se oirán en ella voz de lloro, ni voz de clamor” (Isaías 65:17-19).
“Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo” (Mateo 25:34).
“Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó” (Exodo 20:11).
“¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo, y dijo: Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne? Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre” ( Mateo 19: 4-6).
“No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno” (Colosenses 3: 9 y 10).
“Escondes tu rostro, se turban; les quitas el hálito, dejan de ser, y vuelven al polvo. Envías tu Espíritu, son creados, y renuevas la faz de la tierra” (Salmo 104:29 y 30).
“Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa” (Romanos 1:20).
“Sabiendo primero esto, que en los postreros días vendrán burladores, andando según sus propias concupiscencias, diciendo: ¿Dónde está la promesa de su advenimiento? Porque desde el día en que los padres durmieron todas las cosas permanecen así como desde el principio de la creación. Estos ignoran voluntariamente, que en el tiempo antiguo fueron hechos por la palabra de Dios los cielos, y la tierra, que proviene del agua y por el agua subsiste, por lo cual el mundo de entonces pereció anegado en agua; pero los cielos y la tierra que existen ahora, están reservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los hombres impíos” (2 Pedro 3:3-7).
“Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas” (Apocalipsis 4:11).
“Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta” (Hebreos 4:13).
Si no creemos que la vida fue creada sobre la tierra en seis días, como lo enseña Génesis 1, entonces desde luego, es ilógico creer que Adán y Eva pecaron alguna vez como lo enseña Génesis 3. Si nosotros evolucionamos incluso por “evolución deísta” o “por diseño”, entonces la muerte ha existido desde siempre en la tierra. Dios, si es que hay alguno, se vuelve un dios de “garras y dientes” que nos ofrece una “supervivencia del más apto” en lugar de “salvación por la fe”. Si la muerte ha existido siempre, entonces la muerte no entró al mundo como resultado del pecado. Por lo tanto, si evolucionamos, no puede haber tal cosa como el pecado que lleva a la muerte y no habría necesidad de un Salvador del pecado. Pero tampoco tendríamos razón para abrigar la esperanza del fin de la muerte.
Si Juan y Pablo identificaron a Cristo como el Creador y ellos estaban equivocados, entonces no tendríamos una base lógica para esperar que hayan estado en lo correcto cuando escribieron que él murió por nuestros pecados, resucitó, ascendió al Padre y volverá para salvarnos y re-crear lo que originalmente creó.
“Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres” (1 Corintios 15:19).
Yo no creo que podemos transitar por dos caminos. Si aceptamos que Dios creó el mundo de la manera que la Biblia lo enseña, entonces es lógico esperar su regreso. Si no aceptamos la Creación, entonces la fe en Cristo es una mera expresión de deseos, y el cuerpo de Cristo sólo un club social.
Autor: Ed Christian
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