El ser humano tiene muchas diferencias con respecto al resto de razas animales que habitan el planeta. La más destacada, es la capacidad de razonar y la capacidad para comprender.
Esta inteligencia, es algo que los científicos evolucionistas han estudiado durante mucho tiempo, sin llegar a conclusiones precisas acerca de por qué el ser humano es inteligente y el resto de animales no.
En este artículo estudiaremos la Inteligencia humana desde un punto de vista creacionista, analizando también todos los puntos de investigación al respecto.
Nuevas tecnologías cinematográficas han puesto al hombre de cara a cara con imágenes de las criaturas más grandes de tierra... pero ¿qué sabemos de ellos en realidad?
En víspera del estreno de la nueva película Jurassic World, queremos hablar sobre los dinosaurios, que eran algunos de los 'animales de la tierra' creados por Dios, junto con los otros animales terrestres el Sexto día de la Semana de Creación (Génesis 1:24-31).
En Este artículo descubriremos un poco más acerca de estos fascinantes animales.
Quizás usted piense que es inevitable que los seres vivos se deterioren. Puesto que los automóviles y los electrodomésticos de uso diario con el tiempo dejan de funcionar, es fácil dar por supuesto que los animales envejecen y mueren por un proceso similar.
¿Por qué vive el gato doméstico veinte años y sin embargo otro animal que tiene un tamaño parecido, la zarigüeya de Virginia, solo vive tres? ¿Por qué la tortuga gigante llega a los 150 años pero el elefante solo a 70?
Muchos cristianos sentimos fascinación por los Dinosaurios, y muchos, nos hemos hecho miles de preguntas que se las puede resumir en una sola: ¿Cómo encajan los dinosaurios dentro de una concepción bíblica del mundo?
En la actualidad hay una creciente base de datos sobre los dinosaurios que incluye huesos, dientes, huellas, embriones, marcas dejadas por la piel, y estiércol. Aparentemente, estos animales terrestres existieron en todos los tamaños y formas.
La información que tenemos sugiere poblaciones activas y reproductivas a escala global. En base a evidencias en aumento, es difícil negar que los dinosaurios hayan existido.
¿Es razonable suponer que el ojo, con toda su asombrosa complejidad, pudo haber evolucionado por medio de mutaciones fortuitas?
Charles Darwin reconoció que el ojo era uno de los grandes desafíos a su teoría. ¿Cómo podía explicar algo que era totalmente incompatible con la evolución? Él mismo escribió: “Suponer que el ojo con todas sus inigualables características. . . haya podido surgir por medio de la selección natural, francamente lo confieso, parece absurdo en grado sumo” (Origin of Species [“El origen de las especies”], p. 146).
Jesús dijo: “La lámpara del cuerpo es el ojo” (Mateo 6:22). Jacob Bronowski escribió que “si comparamos un ser humano con el simio de mejor visión, como por ejemplo un chimpancé, nuestra visión es increíblemente superior. . . La habilidad de los simios para discriminar detalles finos (que se puede comprobar por medio de una prueba sencilla) no se puede comparar con la de los seres humanos” (The Origins of Knowledge and Imagination [“Los orígenes del conocimiento y la imaginación”], 1978, pp. 12-13).
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